miércoles, 8 de agosto de 2012

"Caminante no hay camino, se hace camino al andar"


Para el 2012, han pasado 26 años desde que se me ocurrió buscar un empleo. Y digo "se me ocurrió", porque para aquel momento no tenía la necesidad económica de conseguirlo.
Pero tenía la curiosidad, las ganas de hacer. La febril ansiedad de conocer, de aprender, de romper la rutina y el metodo de la vida según el "deber ser".
Y mucha agua ha corrido por el rio, más aguas arriba que abajo; pero gracias a dios, ha sido un caudal que me ha permitido vivir y no he dejado de aprender ni un sólo instante.
Por suerte, siempre me ha tocado una aventura, un reto y mi predisposición a decir "si, yo lo hago"; "si, yo puedo", "denme la oportunidad".
Y a los 18 años comencé este cámino, que espero me falte mucho por recorrer.
 Ahí, sin saberlo, se inició mi ínteres por el desarrollo organizacional. Yo, un mensajero - archivista al que le dieron un archivo para organizarlo en su totalidad. Ese fué mi primer diseño de clasificación, manejo y distribución de la información.
Si, para mí ha sido una bendición haber empezado como mensajero y seguir el camino jerárquico piramidal: auxiliar, asistente, analista, supervisor, jefe de área, Gerente. Fundar una empresa, y ahora dedicarme al ejercicio profesional.
Esa costumbre de pedir mis ascensos y aumentos, de verme envuelto en situaciones que desconocía; de tener como única opción la de conseguir la solución a una situación "en vivo" (y sin experiencia previa), etc., ha despertado en mí un hambre de conocimiento, unas ganas de saber de todo lo que se relacione con las organizaciones humanas (sin querer ser un sabelotodo); que aun no se me quitan ni por un segundo.
En el interín tambien me han pasado otras cosas: la universidad, el matrimonio, los hijos,  los mentores, uno que otro aprendiz, la crisis económica, el desempleo, los oficios para comer, algunos exitos, otros fracasos.
Esto le ha dado realidad y perspectiva a los conocimientos académicos, me ha permitido conciliar los teoremas con la vida cotidiana; me ha convencido de que para ser profesional sólo basta con que hagamos un oficio de la mejor manera y con el mayor empeño que nos sea posible.
También me ha permitido descubrir al mayor capital con el que debe contar una organización: Las personas. Así mismo, me ha convencido de que las maquinas son esencialmente brutas e inertes; darán los resultados, buenos o malos que sean acordes con la correcta o erronea información y manipulación que ingresemos y utilicemos al operarlas.
Hay momentos mágicos en este continuo aprendizaje: Aprender a leer, el olor de un libro nuevo, la textura de un libro usado; la primera computadora, Internet.
Aspiro que cada año que pase, tenga que modificar la redacción de este escrito, cambiarle el año; etc. Espero que alguien más me lea. Sueño con compartir todo lo que aprenda, siempre.

Con cariño,


Luis Alfredo Quintero Ruiz.
Puerto Ordaz, Venezuela.

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